En río revuelto, ganancias de pescadores

En río revuelto, ganancias de pescadores

El mundo parece que girara al revés; en plena creciente u ola invernal, llegó la “culequera” o subienda, lago visto solo en verano; La migración de peces grandes invadió mágicamente los ríos, parece que fuera un aliciente a tanta calamidad, de un gobierno que se siente impotente en brindar un bocado de comida a cientos de familias que residen en la ribera del Magdalena.

Es una ganancia efímera que en medio de la pobreza y la ruina que dejó la creciente que arrasó cientos de cultivos y mato ciento de aves de corral y animales domésticos, dejando en la extrema miseria a familias enteras, que hoy no son contadas; a esto también se suma la tristeza que ha embargado a los pescadores a lo largo y ancho del río Magdalena.

Los pescadores del valle del Magdalena, cogieron sus canaletes y se fueron al río madre, abajo, a encontrar los afluentes de la corriente que llevaba cardúmenes, La miel la pudieron saborear todos, donde la pesca fue abundante y el río encantador, brotaba mágicamente el fruto de las aguas, como un milagro divino.

Estacionamos la Piragua de John Fredy Gil (motor-canoa), la misma embarcación que diariamente recorre de arriba a bajo el río Simití, para trasladar a muchos pasajeros que viajan en la ruta fluvial, Simití-Morales; ahí estaba la canoa de John Jairo Muñoz y su esposa Dayana, quienes residen en el corregimiento de Paredes de Ororia del municipio de Simití, departamento de Bolívar, disfrutando de la abundancia y como agradecimiento al Dios de los cielos y las deidades de las profundidades; nos obsequió cinco tremendo peces, que sirvieron de desayuno; a tal punto que bajaron los gigantes bocachicos, que podrían pesar cada uno, tres libras y, que vendió toda la pesca, al resto de pasajeros, que llevaban de arrobas; ya que por cada ejemplar, el pidió tan sólo dos mil pesos.

Durante más de siete meses estaban esperando el día glorioso, la subienda, y ese milagro llegó; un ratico de abundancia donde se logró que muchos pescadores como él, se olvidaran del momento agrio de la calamidad que ha dejado la ola invernal para los municipios de Cantagallo, Puerto Wilches, Simití, Gamarra, Morales, Arenal del sur y Ríoviejo; ilusión que pudieron disfrutar, antes que por arte de magia desapareciera y la realidad volviera a la normalidad de los pescadores que han sido castigado por la inclemencia del dolor de las lluvias.

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