-“Esta no es solo una travesía por el Magdalena, es un acto de presencia del Estado donde históricamente ha estado ausente. Estamos navegando con servicios, con justicia, con salud, pero sobre todo, con respeto y dignidad para nuestra gente”: Yamil Arana Padauí, gobernador de Bolívar
Una vez más, el río se convierte en camino. Desde el muelle de Cartagena, en una ceremonia sencilla pero cargada de simbolismo, la Gobernación de Bolívar y la Armada Nacional dieron la orden de zarpe al buque ARC Golfo de Urabá, que inicia una travesía de 15 días para llevar al Estado hasta donde pocas veces llega: el corazón profundo del río Magdalena.
La operación, bautizada con el nombre “Navegando al corazón del Magdalena: Me Enamoro de Bolívar”, no es solo una misión humanitaria. Es una declaración de principios. Un acto de presencia institucional y dignidad. Más de 40 toneladas de ayuda serán distribuidas en los municipios de San Cristóbal, El Guamo (El Roble); Córdoba (Tacamocho); Zambrano, Córdoba, Talaigua Nuevo y Pinillos, incluyendo sus veredas ribereñas. Pueblos con nombre propio pero muchas veces olvidados en los mapas del desarrollo.
Esta es la segunda edición de la travesía, liderada por la Secretaría del Interior a través del programa Justo Bolívar, una apuesta por llevar justicia, salud, cultura, atención psicosocial, recreación, derechos y esperanza a quienes viven en la otra orilla del país.
“Esto no es una salida, es un mensaje”, expresó el gobernador Yamil Arana Padauí, mientras el ARC Golfo de Urabá soltaba amarras. “Es la voz del Estado que llega con respeto, con servicios y con la certeza de que todos los bolivarenses, sin importar dónde vivan, merecen atención e inversión”.
Un Estado que viaja por el agua
Durante la travesía, en cada puerto, se instalará un Gobierno Itinerante. Carpas, toldos, mesas de atención, brigadas móviles y actividades culturales tomarán las plazas ribereñas como símbolo de la presencia estatal. Médicos, abogados, psicólogos, recreadores, gestores sociales, promotores de salud y defensores de derechos serán los nuevos tripulantes del Magdalena.
En esta expedición fluvial se ofrecerán consultas médicas, citologías, servicios de optometría y vacunación, así como atención a víctimas del conflicto, jornadas de reconciliación, programas para mujeres, jóvenes, y campañas de educación ambiental. La justicia también estará presente: con puntos móviles de orientación jurídica y acompañamiento legal gratuito.
Pero no todo será diagnóstico y trámite: también hay espacio para la alegría. Niños y niñas de estas comunidades recibirán jornadas de recreación, lectura, pintura y juegos, porque cuidar la infancia también es gobernar con humanidad.
Un viaje con rostro humano
Detrás de cada ayuda, hay un gesto. Detrás de cada carpa armada al sol, hay un mensaje: “No están solos”. Y detrás del viaje mismo, hay un compromiso de fondo que la administración de Yamil Arana ha querido honrar desde el primer día: llegar donde antes no se llegaba.
El río, tantas veces visto como frontera, se vuelve ahora puente. Y lo que transporta no son solo paquetes o servicios, sino también confianza institucional. En cada comunidad que reciba al ARC Golfo de Urabá, se sembrará una semilla de futuro: un documento gestionado, una vacuna aplicada, una sonrisa recuperada, una promesa cumplida.
Porque en Bolívar, como lo ha reiterado su Gobernador, el desarrollo no debe quedarse en las cabeceras municipales, sino abrazar también a esos pueblos de agua y silencio, donde el Estado suele llegar tarde —o no llegar.
Esta es, entonces, una travesía que va más allá de los mapas. Es una travesía de dignidad.
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