Uno de los chaluperos más experimentados del río Magdalena, se lo tragó el río
Fueron segundo, cuando desapareció mágicamente entre los borbollones que deja el río; Felipe Surmay Campuzano un hombre de 69 años aproximadamente, que toda su vida se la dedicó a las chalupas, murió en su ley, en lo que le gustaba; todo ocurrió cuando el piloto intentaba colocar una manguera en la parte trasera de motor fuera de borda; de un momento a otro, su cuerpo se desplomó y cayó en las aguas turbias y torrentosas del Boque; la gente de la tronquera corrió y se lanzó de inmediato a las aguas frías, una reacción casi simultánea, de inmediata, al intentar rescatarlo, pero fue en vano, nada se pudo hacer; utilizaron línea de anzuelos para que se atrapara en la ropa y nada, incluso utilizaron chincorra; el río se lo tragara de un tajo, pareciera que las embrujadas aguas del Boque, afluente del Magdalena, tuvieran un encanto, que el veterano desapareció en segundos.
La trágica muerte de uno de los chaluperos más experimentados del río Magdalena, enluta a la ribera del Magdalena: su oficio se inició en la década de los años 60 y 70 cuando comenzó a trabajar como chalupero en la ruta Simití, Gamarra y luego del Cerrodebiurgos al primer puerto fluvial del Cesar; a los muchos años; Surmay Campuzano compró su propia embarcación que la cuidaba como un tesoro y de la cual le dio el sustento a su familia.
Hasta el momento han tratan de rescatarlos, pescadores, motoristas, canoeros y chaluperos, con todo el bagaje y el conocimiento de ríos y ciénagas, además unos busos humanos para hundir en profundidades; ellos han intentado buscarlo, pero ha sido en infructuoso; se requiere ya del tiempo, cuando el cadáver cumpla las 24 horas que salga a la superficie o flote, para saber con certeza que fue lo que le ocasionó la muerte a Pipe como cariñosamente lo llamaban (posiblemente un infarto)
Felipe Surmay, fue progenitor de cuatro hijas; impecable esposo, se casó con María Barba, con quien compartió gran parte de su vida, pero sin perder la esencia de católico, incluso era Nazareno, a pasar de su madurez, seguía acompañando el Santo sepulcro en Semana Santa. En las primeras horas de la mañana, se comenzará a buscar el cuerpo, y se les pide a los habitantes de la ribera del río Simití, atento a cualquier novedad y reportar de inmediato a los familiares, allegados o las autoridades.