Un engendro de Barbusapo-humanoide, sería el terror de los tras malleros.
Después que Nicasio Caña, casi pierde la mano, cuando trataba de extraer el trasmallo del agua en el inhóspito rincón del Atar, parte extrema del norte de la ciénaga de Simití; las especulaciones de un Barbusapo-humanoide de un metro 40 centímetros, sería el responsable de devorarle las vísceras a los peces atrapados en los trasmallos; el extraño animal se come de una forma diabólica o brutal, los peces.
Las alarmas se han prendido en todo el sector pesquero y si estos pescadores NO le tuvieron miedo a la guerrilla, a los paracos, al ejército, ni a la policía; ahora siente temor por un ser que puebla las profundidades de los rincones solicitarlos de Cañohondo, Real, Mamalola, El Atar y Zapata.
Los pescadores furtivos sienten terror por la presencia de este engendro de la naturaleza, que puebla como las deidades de la Madreagua, que sólo sale en las horas de la noche.