Las poblaciones de Badillo, El Guayabo, Vijagual, Sitionuevo y Bocas del Rosario, son las poblaciones más pobres de Santander; su comunidad vive en extrema pobreza, abandonada, no solo por el gobierno de José Elías Muñoz Pérez, alcalde de Puerto Wilches, sino del mismo gobernador, Didier Tabera
Las poblaciones de Badillo, El Guayabo, Vijagual, Sitionuevo y Bocas del Rosario, son las poblaciones más pobres de Santander; su comunidad vive en extrema pobreza, abandonada, no solo por el gobierno de José Elías Muñoz Pérez, alcalde de Puerto Wilches, sino del mismo gobernador, Didier Tabera, quienes han convertido esta margen del río Magdalena, en un cordón de miseria; donde los campesinos son excluidos de los programas sociales y sus hábitat se convirtió en un escenario precario. Santander que se da las ínfulas de ser uno de los departamentos más organizados, ricos y desarrollados del país, es solo falacia, puro cuento.
Salimos en una aventura en compañía de un experto en Motocrós, Ricardo José Ahumada Valencia y si NO nos caímos tres veces, fue poco; sus vías son un lodazal de sufrimiento, en una zonas donde el ganado crece sano.
Llegamos hasta donde el río rompió nueve veces los barrancos e inunda todo el sector de pastizales, y así se obstaculiza la comunicación por tierra de estos poblados con el casco urbano de Puerto Wilches. Ahí, se ve el rostro triste de un pueblo en la miseria, perdidos en cien años de soledad.
Aquí se nota el abandono estatal, comunidades humildes que viven aún en el siglo XIX, entre lodazales, infestados de charcos productores de mosquitos y pobreza extrema; simple, porque carecen de una carretera y descubrimos que los habitantes ni trocha tienen, en pleno siglo XXI; son caminos de herradura, donde los campesinos tienen que sortearse toda clase obstáculos y su diario convierte, en el más costosos del país, porque todos los mercaderes se aprovecha de los nativos y tienen que a veces mal vender sus productos; todo porque tienen que salir a través del río Magdalena, en chalupas, donde el costo del flete es supremamente elevado.
Es penoso decirle a Santander que ha castigado a sus propios hermanos, su propio pueblo vive en unas condiciones penosas y su juventud, está creciendo sin oportunidades, sin futuro, porque vive en un mundo de necesidades.
José Elías Muñoz Pérez, hizo crecer la esperanza de la mentira en los pueblos más pobre de Santander, podría atreverme a decir que es la vergüenza del departamento; el burgomaestre señaló en una reunión que anualmente destinaría recurso para el mantenimiento de vías terciarias, pero nada, ni limosna dio. Fuentes oficiales han modificado en cuatro veces El Plan de Desarrollo, porque NO ha cumplido las metas señaladas y ha pedido que saquen los recursos de las vías terciarias, ya que NO ha podido cumplir a su pueblo.
Muñoz Pérez, le mintió a estos corregimientos e hizo ilusionar a una comunidad de familias ribereñas que viven de la esperanza, de solo tener almeno una trocha que los conecte con el resto del país, pero José Elías Muñoz Pérez, un alcalde que se volvió meras expectativas, porque se volvió “El pato feo” del pueblo.