“Tuvo que intervenir la Procuraduría y la Defensoría del Pueblo para que atendiera a habitante de calle que murió después de 8 horas de espera en la puerta del hospital del Magdalena Medio de Barrancabermeja” así relató con tristeza la médico que traslado al joven que le dieron un ladrillazo, mientras dormía.
Un episodio trágico, contado por el cuerpo médico del hospital Local de San Pablo, que atendió desde el mismo día a Diego Alberto Martínez Sánchez, el habitantes de calle que murió en el Bar el BOOM a consecuencia de un ladrillazo que le propinó un desconocido en la cabeza, momento de defensión… mientras dormía; el hospital regional del Magdalena Medio, dejó morir al paciente; más de 8 horas en camilla de la ambulancia, entubado y con respiración manual, tuvieron que antevenir los ministerios públicos para que lo atendieran, eso fue desde las 12 de la noche hasta las 11 de la mañana que le brindaron el servicio, obligado.
Un relato desgarrador del paseo de la muerte; mientras que el cuerpo médico del sanatorio de San Pablo le prestó todos los servicios y lo remitió de inmediato, hasta el día que el paciente se complicó y lo remitió de urgencia, ya que ningún hospital lo aceptaba porque primero: No estaba identificado, luego de ser reconocido por la comunidad No tenía salud subsidiada y luego descubrió que era moroso de la EPS contributiva, nadie se hacía cargo, ni ningún hospital le brindo cama.
“El mismo día que entró al hospital, a eso de la cinco de la mañana, de inmediato expedimos la remisión; el jueves en la tarde lo aceptaron en el Hospital de Cartagena, pero es muy lejos y se podría morir el paciente en el viaje; además al ver que el hospital San Antonio de Padua de Simití, NO brinda las condiciones, era imposible llevarlo y tomamos la decisión de trasladarlo al Hospital Regional del Magdalena Medio de la ciudad de Barrancabermeja” así enfatiza uno de los galenos.
“Nos tocó solicitar a la Procuraduría y a la Defensoría del Pueblo para que lo atendieran y desde las 12 de la noche hasta las 11 de la mañana fue que nos brindaron el servicio y descanse de apretar la bomba del alimentador de oxigeno que es manual” dice la médico que acompaño al paciente.
En Colombia la salud es un negocio; mientras el hospital de Simití está en total ruina, porque los enfermos tienen que llevar los tendidos, el ventilador y comprar hasta la jeringa, los habitantes del sur de Bolívar se morirán esperando una buena atención y un buen hospital de segundo nivel.