Murió el mejor pescador de Simití… Padilla

Murió el mejor pescador de Simití... Padilla

A los 90 años de edad, murió en la ciudad de Barranquilla, el icono de la pesca artesanal; el mejor pescador de Simití, en todos los tiempos; José de Los Santos Padilla Arévalo.

Este pescador aguerrido, pescaba en la ciénaga de Simití, Bolívar, a piel desnuda, el sol nunca lo afecto; su fuerza era impresionante; su atarraya, gigante, la abría como una rueda, completa y la divinidad del cielo, le dio el don que un el seno de la red, aparecían cientos de bocachicos gigantes.

Un ejemplo para nuestra sociedad pesquera, y de seguro por ser uno de los pescadores más emblemáticos de Simití que respetó su entorno ambiental. Hoy muere feliz, por cumplir sus sueños, ser amante de la ciénaga y ser un enfermo de la pesca con atarraya.

Su pulso y su fuerza era imaginable, una fuerza que anonadaba a cualquier persona, ya que la red mojada pesaba el doble y era un hombre incansable; se hablaba que respetaba mucho la ciénaga y la amaba, vivía más de 12 horas en el agua, soportando los rayos del sol, e incluso la lluvia… es necesario decirlo, que realizaba dos faenas de pesca diarias, convirtiéndose en un hombre increible.

Poema escrito por David Torres, 2 de mayo de 1980.

PADILLA, EL PESCADOR

El buen negro, pescador Padilla…

Salió esta mañana a pescar a la orilla,

Levantó el grueso y vasto canalete,

Miró el fuerte viento que viene del este.

¡Agonizan los peces en la Boquilla!

Por culpa de una brillante y grata caudilla…

Los niños se mueren de hambre y nadie revira,

Todos callados guardamos la ira.

El negro no conoce una letra de la cartilla,

Solo sabe pescar bocachicos y lindas blanquillas,

Lemys le dijo:

“Te enseñaré a leer para toda la vida,

Así podrás vender los peces en una buena partida”

Otra tarde… salió en su barquilla,

Capturó un centenar de largas anguilas, y grito:

¡Salven la ciénaga de Simití que está casi perdida!

¿No nos podemos pegar otra dolorosa caída?

Cogió su totuma y corriendo al alto de la capilla,

Contestó como si fuera una pesadilla…

“Si leo me muero y sino también…

¡Déjenme cerrado como el tapón del Darién!”

scroll to top