El corredor humanitario, es una irresponsabilidad, es lapidar a los simiteños.
El debate que suscito la emisora comunitaria Simití Original Estero, para que el alcalde de Simití, Bolívar, Orlando Gómez Solera, abriera un corredor humanitario y pudieran regresar algunos pocos simiteños que los cogió la cuarentena en Bogotá, Cartagena, Bucaramanga, Barrancabermeja, Ocaña, Aguachica y diversas ciudades y pueblos de la Costa Atlántica, donde el foco de la epidemia esta es todo su pico, sufrió un rechazo en más del 91% de los residentes.
La primera que intervino sabiamente y desboronó la idea más aberrante de romper la cuarentena para retornar a muchos simiteños, fue Martha Maldonado, una humilde ama de casa que se opone a la loca idea y que les colocaría la lápida a muchos residentes en el municipio más antiguo de Sur de Bolívar, con la entrada del coronavirus; ella expuso que su madre se encuentra en la capital de la República y desde Simití, le envían dinero para su sostenimiento, mientras pasa el peligro, traerla le representaría un peligro en la vida a ella y a los simiteños, porque en el camino podría contraer el virus y traerlo hasta Simití.
Luego la primera autoridad Orlando Gómez Solera, se sumó de una forma puntual y tajante, señalando que es imposible aprobar un corredor humanitaria que nos coloca en peligro a todos y que las diversas personas que se encuentran en diferentes partes del país, pueden quedarse en ese sitio, pasando la cuarentena, encerrado en sus casas, como lo vienen haciendo aquí en Simití y además propuso ayudas humanitarias a quienes se encuentran por fuera.
“Cuando viajas en moto y te sorprende una tormenta, buscas inmediatamente refugio y espera que pase la tempestad para luego seguir tu camino”; es igual o peor con el Coronavirus, que es un animalito invisible y que el único medio de transporte son los mismos humanos.
El COVID-19, no es un juego, Simití, hasta el momento está libre de coronavirus y se podría en peligro a un alto porcentaje de ciudadanos y ciudadanas, que tienen afecciones bronquiales, neumonía, asma por causa del humo, como un gran número de adultos mayores que son débil ante este virus que se carcome rápidamente los pulmones.
La noticia se conoció en una alocución del representante de la Emisora Comunitaria, Libardo Pérez Niz y el abogado Félix Trespalacios Palomino que señaló que su hermano se encontraba “aguantando hambre en un poblado del Atlántico y el habló el día de ayer que era mentira, que sus amigos ya le decían “El Gavilán Mayor” que de tanto comer pollo, le estaban saliendo plumas en las axilas.
Si la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, señala que están prohibido el transporte a los vecinos municipios y por encima de su cadáver se reabrirá el aeropuerto El dorado, inclusive para vuelos nacionales; en Simití se propone romper con la cadena de custodia para detener el virus, donde hay guardianes civiles que exponen su vida para controlar la entrada de la gente, viajeros que quieren retornar sin hacerse una evaluación médica. Estos hombres han encontrado apoyo en la comunidad, la alcaldía, la policía, el ejército, médicos y la Secretaria de Salud del municipio, que desinfectan diariamente los vehículos que traen el alimento, el gas, agua, la medicina y evitan que circulen ciudadanos que procedan de estas ciudades donde el coronavirus está plagado.
En los puntos de control se espera que lleguen los aparatos detectores de síntomas para medir la temperatura de las personas que manejan los camiones y con médicos que cuenten con todas las herramientas necesarias para enviar al hospital los posibles sospechosos, donde deben de hacerle el examen de rigor del COVID-19. William de Dios Gómez Díaz, uno de los líderes de los guardianes de Seguridad sanitaria, manifestó al aire: “Nadie debe entrar a Simití, Ni mi hermana Ilcen que está en chequeos médicos en Barranquilla y se muere por venir”.