Hoy Colombia celebra la vida, la esperanza y el reencuentro. La libertad de Lyan, un niño que nunca debió ser separado de su hogar, representa una victoria de todos los que creemos en un país donde la niñez se respeta y se protege.
Su regreso fue posible gracias, a la mediación humanitaria de la Defensoría, cuya labor fue fundamental para que este desenlace fuera posible sin más dolor ni riesgo.
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