Durante más de una década, alrededor de 67 predios en este corregimiento del municipio de Simití, permanecieron sin respuesta institucional. Pero hoy, la restitución de tierras empieza a tomar forma en esta zona históricamente olvidada.
El calor de Monterrey, municipio de Simiti; un corregimiento rodeado por el río Boque, sigue guardando en el ambiente la memoria de quienes, en los años más duros del conflicto, fueron obligados a abandonar sus tierras. Además, aún continúa la incertidumbre por la presencia de grupos armados ilegales en la zona.
Sin embargo, el pasado 3 de abril marcó un hito: por primera vez en más de 12 años, la Unidad de Restitución de Tierras (URT) llegó al territorio para escuchar a las víctimas, conocer sus historias y anunciar un nuevo comienzo.
El campesino Jorge Elías Martínez Quiroz vivió una historia que retrata con crudeza lo ocurrido en el sur de Bolívar: “me despojaron las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), el Bloque Central Bolívar, el 15 de noviembre de 2004. Me montaron en una camioneta, me llevaron a hablar con Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’, y me amenazaron de muerte si no entregaba la finca”, relató.
Mientras Martínez Quiroz sufría esta situación con miedo y desasosiego, las Auc lo obligaron a firmar un documento. “Con una pistola sobre la mesa y una lona llena de dinero como pago por las tierras, me hicieron firmar. Lloré al entregarlas. Sin embargo, en agosto de 2012 me acerqué a la URT para realizar la solicitud. Después de tantos años de espera y sin tener esperanza, por fin alguien de la Unidad viene a escucharnos. Es una alegría muy grande”.
La visita que realizó el director territorial de la URT en Magdalena Medio, Rafael Figueroa Rincón, fue un espacio para escuchar a los solicitantes y despejar las dudas sobre el proceso. “La restitución pudo sacar de un olvido histórico más de 67 predios que se encontraban en trámite de restitución durante toda una década, que pese a la insistencia de las víctimas nunca habían avanzado. Hoy en día estos casos ya están en manos de los jueces”, afirmó.
También, el directivo calificó el proyecto de restitución temprana, que buscará poner en marcha los proyectos productivos incluso antes de que lleguen las sentencias, como una forma de devolver la dignidad y el futuro a las víctimas.
Hace 21 años, Fabio Alexis Monsalve fue desplazado junto con su familia del predio ‘El Boque’, que pertenecía a su padre, Fabio Jesús Monsalve, asesinado por órdenes de alias ‘Macaco’. Hoy, él también se muestra esperanzado: “desde 2012 hicimos la solicitud de restitución y nunca pasó nada. Siempre nos negaron las respuestas, nos trataron como si no existiéramos. Hasta que hoy, por fin, alguien del Gobierno llega a esta tierra”.
“Por la memoria de mi padre, que ya no está con nosotros: al fin nos sentimos escuchados, importantes. Las verdaderas víctimas estamos siendo tenidas en cuenta”, añadió.
La presencia de la Unidad de Restitución de Tierras en esta región representa no solo un trámite: es un mensaje político y ético para el Estado. Algunos lo pueden ver como tarde, pero todos ven que está llegando a saldar una deuda histórica.
“Volver a lo de uno”, como lo manifestó Jorge Elías, o “recuperar nuestras raíces”, como dijo Fabio Alexis, refleja la necesidad de las víctimas por obtener reparación integral. La tierra arrebatada por la violencia no solo es territorio: es historia, es identidad. Por eso, la jornada del 3 de abril fue el primer paso hacia una reconciliación real, basada en la verdad, el reconocimiento y la justicia.
En el corregimiento de Monterrey, donde por tanto tiempo imperó el silencio, actualmente se escuchan nuevas palabras: restitución de tierras, retorno y, sobre todo, esperanza.