17 de sus mujeres lo acompañaron a su sepelio hace un año
Un año ha pasado en que asesinaron en Pailistas, Cesar, a Leonardo Badillo Hernández, el patrullero natural del municipio de Morales, Bolívar, de 38 años de edad. Esa noche sangre del sábado 26 de junio del 2021 estremeció el sur de Bolívar; hecho que ocurrió en un establecimiento público, cuando departía con sus amigos, Hernando Rafael Mercado Figueroa, de 37 años, nacido en Ciénaga, Magdalena; y Jader Javier Martínez López, de 30 años, natural de Cartagena, todos policías.
Ese día llegaron a su casa materna, 17 de sus antiguas mujeres, que lo acompañaron a sus honras; fue tantos rostros que se cruzaban entre sí, de un hombre que en vida fue no solo querido por su pueblo, sino que en sus escasos 38 años, ya hay compartido su cama con 17 mujeres.
El cuerpo de Leonardo llegó a su tierra en la mañana de ese miércoles, en medio de una caravana de policías y de los aplausos de cientos de moraleros que sacaron banderas blancas y tricolor a las terrazas de sus viviendas.
Una calle de honor fue improvisada para entregar los restos a los padres y demás familiares del uniformado, que deja cuatro hijos.
Era tanta la locura en el remolino de gente que ellas, sus 17 mujeres, se presentaron ante su madre, para demostrarle el cariño y el afecto que le guardaban en su pasada relación, incluso un par de ellas con hijos.
Aun se sigue recordándolo como el hombre parrandero y enamoradizo, que en su corta vida dejó cuatro hijos que gozan de su pensión; el hecho de una de sus compañeras; Mercado Figueroa, quién está embarazada, resultó herida fue la única que faltó, para completar el ramillete de las 18 compañeras.
Se supo que Badillo era el más experimentado de los tres patrulleros asesinados. Tenía 19 años en la Policía y se desempeñó como técnico profesional y en informática. Su cargo actual era de secretario en la estación de Pailitas. Al parecer, no había recibido amenazas de muerte.
Tras recibirlo como un héroe, los restos permanecieron por unas horas en una parroquia del barrio El Centro, donde vive la familia del fallecido. Allí realizaron una misa donde cientos de personas oraron por su alma.
El mayor, John Erazo, comandante del Cuarto Distrito de Policía del sur de Bolívar, fue el encargado de rendirle homenaje al policía, que luego sería sepultado.
Pero sus más fieles amores, su hermana, Sandra Marcela Felizola Hernández y sus dos hijas, Valeria y Lina Marcela estarán acompañándolo hoy en una ceremonia católica que se realizará en la iglesia San Sebastián de Las Palmas, en su año de fallecido; porque aún se recuerda, como el policía más mujeriego de Morales.